Impotencia.
La disfunción eréctil o impotencia la definimos como la incapacidad del hombre para llegar a mantener una erección con la fuerza suficiente como para lograr el coito. Sólo diagnosticamos esta disfunción sexual cuando en el 25% de las relaciones sexuales no se consigue tener erección. No porque en determinadas relaciones aparezca esporádicamente un periodo de impotencia.
Podemos distinguir varios tipos de disfunción eréctil teniendo en cuenta su forma de aparición.
1. Disfunción eréctil primaria, cuando el hombre nunca ha sido capaz de tener o mantener una erección.
2. Disfunción eréctil secundaria, cuando si ha tenido erección pero en el momento actual, por los motivos que sean, no es capaz.
Otro modo de distinguirlas es el momento en que ocurre dicha disfunción eréctil:
1. Disfunción eréctil situacional, si sólo sucede con determinadas personas o determinadas situaciones.
2. Disfunción eréctil generalizada, si sucede en todo momento y con cualquier persona.
Y finalmente, la podemos llegar a distinguir por el grado de erección que se consigue durante las relaciones sexuales.
1.Disfunción eréctil total, cuando no se consigue ninguna erección, la impotencia es total.
2. Disfunción eréctil parcial, cuando tenemos una erección pero no es suficiente para llegar al coito.
Causas y tratamiento de la disfunción eréctil.
Quizás lo que más os interese sea saber cuáles son sus posibles causas. Por un lado están las causas físicas o funcionales, como son la alteración de los genitales o las alteraciones del sistema nervioso central, determinadas enfermedades que afectan a la circulación sanguínea o a niveles hormonales (Diabetes, Hipertensión, enfermedades coronarias, etc.), así como la ingesta excesiva de alcohol o cualquier otro tipo de droga. Y como no, el proceso de envejecimiento normal o agotamiento físico. Algunos fármacos también afectan en la respuesta sexual del hombre.
Y por otro lado, están las causas psicológicas, que son las más frecuentes. Más del 80% de las disfunciones eréctiles están provocadas por este tipo de causas. Generalmente están muy relacionadas con la ansiedad que provocan las propias relaciones sexuales. El «estar a la altura de las circunstancias» o la propia presión que él se genera para satisfacer a su pareja, o el miedo a que se repita de nuevo la propia disfunción eréctil. Hay que llamar la atención que todo hombre a lo largo de su vida sexual, va a tener un momento de disfunción eréctil y probablemente también otro de eyaculación precoz, pero lo importante es darse cuenta que son momentos puntuales, que pueden estar asociados con circunstancias determinadas (cansancio, primera relación con esa pareja, consumo de alcohol, etc.) y no dar excesiva importancia al problema, no obsesionarse con él.
La Terapia Sexual, es una de las opciones más adecuadas para intentar solucionar este problema, tiene un grado de éxito muy elevado. Antes de acudir a dicha terapia sexual es necesario descartar que se trata de un problema físico o funcional. Aunque, si llegamos a la conclusión de que la disfunción eréctil no es de origen psicológico se remitiría al especialista que correspondiese. Dicha terapia sexual, se centra ante todo en intentar reducir la ansiedad presente durante la relación sexual, para que el paciente sea capaz de mejorar y recuperar la seguridad en su propia erección.